Buenas a
todos, esta no es una crónica normal, no por los kilómetros, que tampoco los
había hecho nunca, sino por lo que nos ha movido a recorrerlos. Ha sido muy
especial para todos, pero sobre todo para Antonio y Ramón que participaron a
pie y Miguel Ángel presidente de Autismo Córdoba que acabó acompañándonos en bicicleta.
Esta locura
nació en el mes de mayo, cuando a Pablo se le ocurrió que podíamos realizar
algún reto para dar a conocer este trastorno y así ayudar a borrar muchos mitos
que se han creado sobre el autismo. Poco a poco fue tomando forma, Antonio con
la colaboración de Miguel Ángel fue organizándolo todo, recorrido, corredores,
colaboradores, avituallamientos, etc.
También había
que tener en cuenta la preparación física, porque la cantidad de kilómetros
(123 concretamente) pueden hacer desfallecer a cualquiera.
Los días antes
del reto cundió un poco el pánico, recorrido, organización, permisos……no
terminábamos de verlo todo claro, pero llegó el día (sábado 18 de octubre) y el
optimismo se apoderó de cada uno de nosotros. Nos desplazamos a Jaén (agradecer
a todos los miembros de la Asociación de Autismo Jaén su buen recibimiento,
siendo este su día grande de feria), con las pilas cargadas de entusiasmo.
Allí nos
esperaba Ramón Contreras, único corredor de Jaén, pues Antonio Navarro, Pablo
Encinas, Paquito Baena, Loli Jiménez (nuestra atleta más premiada) y un
servidor éramos de Córdoba. Junto a nosotros partieron sobre las 14:30 horas en
bicicleta Cristóbal, Miguel Ángel Olmo y Antonio Villar, además de Miguel Ángel
que una vez nos vio partir por los olivares de Jaén tuvo el impulso y el atrevimiento de ir hasta
Córdoba recoger su bicicleta y unirse a nosotros.
Nuestros
primeros kilómetros fueron para ir conociéndonos un poco más. Poco a poco
fuimos cogiendo nuestro ritmo, pues no debíamos ir demasiado rápido ni
demasiado despacio si queríamos terminar
en 22 o 23 horas.
El itinerario
iba a ser Jaén,
Torre del campo, Torredonjimeno, Higuera de Calatrava, Cañete de las Torres,
Bujalance, El Carpio, Alcolea y Córdoba.
En el primer avituallamiento pudimos comprobar que
Alberto y Curro que iban en un vehículo, José Navarro en otro junto a Francis y
Rafa Argote que nos acompañaba en moto, nos iban a alimentar estupendamente.
Durante todo el recorrido iríamos comentando la que sería sin duda la anécdota
de reto, cuando antes de salir de Córdoba vimos a Antonio bajando de su coche
barquilla tras barquilla de plátanos, y al preguntarle por ellos, contestó que
no sabía si le habíamos dicho que comprará 70 unidades o 70 kilos, y ¿¿¿¿sabéis
lo que compró???? Este Antonio es un crack!!
La verdad es que la tarde se me pasó rápidamente, donde
al paso por cada pueblo éramos aplaudidos renovando fuerzas al instante. Cuando
llegó la noche el cansancio comenzó a hacer mella en nosotros, menos mal que
los magníficos avituallamientos nos iban reponiendo, agradecer al Ayuntamiento
de Cañete de Las Torres el gesto que tuvieron preparándonos pasta y
posteriormente una gran persona como es Jorge que junto a su familia nos
preparó un caldito calentito en Bujalance. Aquí se incorporaron 4 grandes
atletas que nos acompañarían hasta el final. Ya pasados los 60 primeros
kilómetros comenzamos a notar la fatiga hasta el punto de cómo es mi caso tener
que descansar en un vehículo para poder seguir con el sueño de llegar junto a
mis compañeros a Córdoba. En este punto se unió Otero al reto, que junto a Inma
(mi Inma) se habían incorporado a los
avituallamientos. Otero que tan sólo tenía pensado hacer la entrada a Córdoba,
acabo recorriendo casi 50 km, y venía de currar en el bar (otra bestia
inhumana). Todavía me estremezco al recordar cómo se pueden sacar fuerzas de
flaqueza cuando luchas por un objetivo tan noble como el que nos empujaba a
cada paso. Ya amanecido y viéndonos a la entrada de Córdoba, el cansancio
despareció de nuestros rostros y tras un merecido descanso (pues habíamos
mejorado los tiempos previstos), nos dirigimos hacia la meta situada en el
Colegio Santo Ángel donde nos esperaban
varios cientos de personas. Puedo decir sin vergüenza que el recibimiento me conmovió,
habíamos recorrido los 123 km. Todos
juntos, apoyándonos los unos a los otros. Solo tengo una palabra para todas
esas personas que estaban allí
esperándonos a que llegáramos y es “GRACIAS”, gracias porque nos
hicieron sentir especiales.
Tras la lectura de un emotivo manifiesto y tras un
pequeño descanso fuimos despidiéndonos.
Siento que ha merecido la pena esta aventura, que poco a poco se consiguen
romper barreras si todos ponemos nuestro granito de arena, por eso dar las
gracias a Antonio por permitirme participar en su RETO Y por enseñarme cada día
a ser mejor persona.
Un saludo y un abrazo enorme.
Crónica ofrecida por Cheo, Tesorero del Club, Cronista
Oficial y Pocero del Año 2013.
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