Comenzó un año nuevo y, con él, nuevas carreras y nuevos
retos.
La primera toma de contacto nos llevaba a Écija, para tomar parte en esta emblemática prueba en la que participábamos Pablo y yo junto
a 1700 corredores.
Los ganadores fueron Javier Díaz Carretero, que repetía
triunfo con un crono de 1:26, y Patricia Isabel Viegas Serafín, con 1:39, ambos en los 25'6 km de la carrera.
La mañana de domingo prometía buen tiempo, ni frío ni
calor. La salida se hacía desde La Luisiana, donde nos desplazamos en autobús
una vez dejado aparcado nuestro vehículo en Écija, lugar de meta.
Ya durante el trayecto,
Pablo y yo íbamos planeando la carrera, salimos a 5 min. por kilómetro y
tranquilitos, y eso hicimos… pero ¡ay amigossssss! ¡Qué largos se me hicieron los
25 kilómetros y 600 metros! Sabía que no
me encontraba en buena forma, ya que no he hecho nada en todo diciembre y estas
navidades me he pasado dos pueblos, pero lo que nunca imaginé es que lo pasaría
tan mal.
Los primeros kilómetros fuimos como he dicho, a 5, hasta
que pasando Cañada del Rosal, sobre el kilómetro 12, comencé a verme fatigado
además de dolorido (muchos ya sabéis el porqué). Pablo iba tirando de mí,
intentando mantenerme a su lado, pero poco a poco se fue distanciando hasta que
lo perdí de vista.
Los kilómetros se me hacían eternos, pasaban lentamente y yo
me iba viniendo abajo con un recorrido tan aburrido (carretera con larguísimas
rectas), como cansado (cuesta suave que
merma la moral y las piernas). Sobre el kilómetro 18 volví a ver a Pablo en la
distancia, parecía que fuese a pillarlo, tampoco iba sobrado de fuerzas, pero
nada más lejos de la realidad… se me escapaba de nuevo.
Que me acordé de los chuletones, carrilladas, cervecitas,
vinos y copas con los que me he homenajeado estas fiestas. ¡Madre mía! ¡Si
me hubiese portado un poco mejor y hubiese salido a trotar aunque fuese un par
de días, no me querría morir en ese momento! Esos fueron los pensamientos que rondaban mi mente, hasta que decidí
echarme a andar, las piernas dijeron basta.
Poco duró mi descanso, porque otro
corredor que también iba bastante desmejorado decidió pararse a andar conmigo y
lo que pasa… uno por otro nos fuimos dando ánimos y decidimos volver a trotar,
aunque fuese a ritmo de tortuga, y así llegamos hasta Écija.
Ya por sus calles llenas de gente aplaudiendo me fue
imposible seguir el ritmo de mi acompañante y buenamente como pude conseguí
entrar en meta. Allí me esperaba Pablo, que había entrado en 2:07, bastante
cansado pero entero, tampoco ha podido entrenar apenas, pero está hecho de otra
pasta y eso le hace finalizar como un grande. Yo sin embargo crucé la meta con
más pena que gloria (no quiere decir esto que no me sienta orgulloso de mi
crono, pues finalicé que no es poco tal y como estaba) en un tiempo de 2:18.
Mientras reposábamos y nos dirigíamos al coche tuvimos la
fortuna de encontrarnos con un eballense de casta, Miguel Pino, el cual
finalizó en 2:05. ¡Enhorabuena Miguelito, parece que ya te encuentras de nuevo
en plena forma!
Y sin nada más que añadir, devolvemos la conexión a los
estudios centrales. Hasta próximos eventos.
Crónica ofrecida por Cheo, Cronista Oficial y Pocero del Año 2013.
No hay comentarios:
Publicar un comentario