La aventura pocera comenzó el sábado por la mañana cuando nuestro queridísimo Ángel Ríder Toledano fue a recoger nuestros dorsales al estadio de La Cartuja, ahorrándonos un desplazamiento innecesario un día antes de la carrera. Muchas gracias amigo, siento que no podamos correr juntos este domingo “La Rompepiernas”, a pesar de saber de tu preparación por esos países de Oriente Medio.
En cuanto a los poceros que, además de participar, finalizamos la prueba (para mí es la distancia más dura,
sin menospreciar las larguísimas pruebas de ultrafondo, en las que yo he
participado, pues intento tomármelas con mucho relax), hay que decir que
partimos tempranito para la capital sevillana, pues Ángel nos haría entrega de
nuestros dorsales, amén de desearnos suerte y no queríamos llegar tarde como
casi siempre.
Ya en el Estadio... los nervios,
encuentros con amigos ubriqueños (con los que corrí los 101 de Ronda), Valentín
(intrépido corredor montalbeño), el ganador de nuestra 1ª carrera eballense y
alguno más.
Mientras nos cambiábamos pudimos
ver y saludar a Martín Fiz y Chema Martínez y más tarde, como os contaré, Pablo
estuvo junto a Abel Antón durante gran parte de la carrera (dos campeones
corriendo cuerpo a cuerpo).
Una vez superadas las prisas por
soltar las mochilas y otros equipajes, jejeje, y estando en la zona de salida,
pasaron los nervios y... comenzó la carrera.
Desde el principio Pablo y yo
decidimos correr a nuestro ritmo cada uno y mientras Pablo se marchaba unos
metros por delante, yo me marqué 4'50" como referencia y así fui hasta el kilómetro 28 aproximadamente, cuando ya fui notando el cansancio hasta que
sobre el 30 me di de frente contra “el muro” y mi ritmo cayó en picado hasta
los 6'30". Mi moral estaba hundida, mas mi cuerpo lo intentaba, pues me
encontraba con fuerzas, pero algo dentro de mí no lo permitía. En ese instante
me adelantó esa locomotora llamada Pablo, que como después me contó yo lo había
adelantado en el kilómetro 7. Ya no lo vi más, Pablo continuó con su buen ritmo
y yo permanecí al mío como buenamente pude hasta entrar en el Estadio, cuando
las fuerzas y el apoyo del público te empujan hasta la meta.
El ambiente de la carrera fue
bestial, el buen día que hizo dio pie a que la ciudad se echara la calle, había
tramos en los que íbamos escoltados por un pasillo de personas. Magnífica la
idea de organizar pequeños conciertos en zonas emblemáticas de la ciudad, en
los que se congregaban muchos aficionados bailando y animando, y por supuesto queremos agradecerlo a todos esos grupos, ya que unos metros de la prueba fueron superados
gracias a su música.
Cuando cruce la meta recibí mi
medalla correspondiente, y la pude saborear, no como hace dos años cuando al
finalizar la prueba no podía casi ni andar y lo pase fatal hasta el punto de
casi abandonar. El pocero Pablo ya estaba reposado cuando conseguí encontrarlo,
después de unos estiramientos y una merecida ducha. Pablo finalizó en un
increíble tiempo de 3h 30', con bastantes molestias que viene arrastrado hace
ya algún tiempo, junto a Abel Antón, un magnífico recuerdo, el haber podido
disfrutar de la compañía de tan modélico atleta (ver el vídeo de la llegada de
Pablo), y yo finalicé en 3h 47’, bajando considerablemente las 4h 17’ que hice
hace dos años (ver mi vídeo si queréis ver un alma en pena, jejeje).
Bueno y esto fue todo, magnífica
carrera que cada año se renueva, y la semana que viene de Bélmez a Espiel.
Crónica ofrecida por Cheo,
Cronista Oficial.
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