Buenas a todos nuevamente. Continuando con la
participación pocera de este pasado fin de semana, el domingo día 20 nos
trasladamos a la localidad de Guillena (Sevilla) dos poceros: Antonio (que
sustituía a Pablo, el cual tuvo una lesión a comienzos de semana) y yo.
Ante todo, lamento enormemente la baja de Pablo, pero
asimismo agradezco poder participar con este nuevo fichaje de nuestro Club y
con Jorge, un amigo que nos hizo mucho más llevadera nuestra participación con
su acompañamiento en bicicleta dándonos apoyo.
A las 5 de la madrugada emprendíamos nuestro viaje a
tierras sevillanas, aún con la emoción en el cuerpo por la victoria del Córdoba
1 a 0 al Sabadell. Al llegar a Guillena pudimos apreciar que había llovido,
pero que se avecinaba un soleado día de carrera. Recogimos nuestros dorsales,
nos fuimos preparando y a las 8 horas comenzamos nuestro nuevo reto: 61.500
metros de pura sierra, con tres pendientes muy duras y con un desnivel
acumulado de 2.486 metros y un final supuestamente fácil...
La noche fue dueña de los primeros kilómetros, dejando a
su paso un bonito amanecer con nubes y claros, y un paisaje de los que hacen
que estas locuras merezcan la pena (¡obligado admirar las fotos!).
El terreno estaba bastante compacto, beneficiando a
nuestras piernas, que ya tendrían tiempo de sufrir. Fuimos haciendo kilómetros
a un ritmo 6’-6’15”, hasta que comenzó la primera rampa. Nuestra estrategia
estaba clara: nos echaríamos a andar en el momento que nos costara correr, y
así hicimos. Al final de la subida (de unos 3 kilómetros) había un punto de
control donde se nos daba una pulserita, y vuelta para abajo (debíamos
descender por el mismo trayecto).
Ya en el kilómetro 25 recibíamos el primer
avituallamiento. Hay que mencionar que esta carrera tan sólo hay 2 puntos de
avituallamiento, lo que la hace enormemente dura, y más aún con el día soleado
que estaba haciendo. Tras un par de kilómetros de falso llano, volvimos a
encarar la segunda cuesta con la misma estrategia: ¡vamos a andar, Antonio, que
no hay prisa! Justo antes de esta cuesta tuve que pararme a estirar por primera
vez. Mi entrenamiento para esta prueba ha sido mínimo, si se puede decir que la
he entrenado... Tras la bajada de varios kilómetros, seguimos un sendero al
lado del embalse que nos llevo a la tercera dura rampa.
Ya en Castilblanco de los Arroyos recibimos el segundo
avituallamiento y encarábamos los últimos 19 kilómetros. A partir de ahí mis
piernas comenzaron a pasarlo mal. Tras varios parones para estirar y los
continuos ánimos de Antonio, que parecía que iba sobrado el mamón, llegamos al
kilómetro 50, donde decidí estirar en condiciones y echar el resto.
Y así fue, cogimos un buen ritmito y fuimos devorando
metros hasta el final de la prueba, consiguiendo entrar en meta en 7 horas y 44
minutos, en el puesto 181 y 182 respectivamente. Había 402 inscritos, de los
que finalizaron 337, lo que da muestra de la dureza de la carrera. El ganador
finalizó en torno a las 5 horas (eso sí que es ser una máquina).
Antonio y yo nos volvíamos para casa con un gran sabor de
boca, otra exitosa prueba finalizada. PABLO ESTA VA POR TI.
Bueno esto ha sido todo, ahora a descansar unos días y
vuelta al trabajo.
Un saludo pocero.
Crónica ofrecida por Cheo, Cronista Oficial.
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